Año tras año el papel que la ciencia y la tecnología juegan en la sociedad española va ganando terreno, según un estudio de la revista Scientific American, España ocupaba el décimo puesto en publicaciones científicas de calidad y en inversión en I+D+i entre los años 2009 y 2011. Situación que evidentemente se ha modificado desde entonces, pero que pone de relevancia cómo la cantera de científicos de nuestro país supone un referente mundial.
Estudios punteros sobre la vacuna de la malaria o el sida, la participación en importantes proyectos internacionales relacionados con la genómica, la inversión en beneficio de futuras investigaciones de astrofísica o la exportación de nuestros avances en tecnología de energías renovables, ponen de manifiesto esta realidad.
A pesar de las reconocidas dificultades para la investigación, es necesario que la formación de los futuros científicos siga siendo una tarea preferente pues cada vez es más evidente que la ciencia debe ser copartícipe del nuevo modelo económico que nos ayude a prosperar. Pero para que todo se pueda construir sobre una base sólida es vital que junto a la formación en conceptos exista un pensamiento crítico paralelo, y esa es nuestra tarea durante este nuevo curso que ahora comenzamos.
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